Capítulo 1 - prueba
Los cadáveres no tienen por costumbre levantarse pero este hizo una excepción. Para ser justos, todos los cadáveres de nómores se levantaban en algún momento de su vida. No era una novedad para este nómor; ya había pasado por la experiencia de ser un difunto y, aunque no dejaba de ser un trámite, tampoco suponía un trago agradable. A nadie le gusta morirse. Los nómores son seres que en su madurez no sobrepasan en anchura o altura a un niño humano raquítico. Primos altos de los gnomos son, sin embargo, fáciles de distinguir de sus parientes lejanos por dos razones principales: se quejan de todo y se mueren mucho. A veces las dos van de la mano, dependiendo de la paciencia del receptor de las quejas y de la distancia de sus manos al cuello del nómor. No era lo que le había sucedido a este, cuyo cuello estaba casi como nuevo. Aún cadáver, se le veía disgustado. Hasta nueve veces puede volver a resucitar un nómor, producto de una de esas antiguas maldiciones. Es hace dos mil años; su pueb